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A partir de una medida en apariencia inocua, insípida, modernosa y hasta ecologista, los cráneos al frente del BCRA decidieron de pronto eliminar todos los resúmenes de tarjetas, cuentas bancarias, newsletters y comunicaciones bancarias en formato Papel, produciendo así un profundo impacto en diversos sectores de la economía, que los tecnócratas de turno no explican a los ciudadanos de a pie, que son los que sufrirán el efecto negativo de tanta modernidad.
Obviamente los primeros perjudicados son los distribuidores de esos dichosos sobres con papeles a veces irrelevantes. Pero esto no termina ahí, porque hay gente que vive de la fabricación de ese papel, del armado de los sobres, de la fabricación de tintas, de pegamentos, de combustible para esa distribución, del reciclado de ese papel. Y mucha otra que vive a expensas del dinero que inyectan en la cadena comercial los fabricantes de insumos, repartidores etc.
Con esta simple mecánica podemos analizar cada medida económica sin margen de error. Porque hay solo dos maneras de concebir una economía. De manera expansiva o contractiva. Si tan solo los argentinos leyéramos un poco las políticas internas aplicadas por los “países serios”, veríamos que nada tienen que ver, con las miserias bananeras de esta cofradía de payasos tristes que gobiernan a la argentina.
Y que cada paso dado en nombre de la “pobreza cero” y la “modernización del estado” nos acercan exponencialmente a la desgracia ya vivida por argentina, en la que perder la entidad de país, la soberanía territorial y la dignidad humana están a la vuelta de la esquina.
Daniel Arce