“Mauricio estoy muy triste. Hoy le acaban de despedir a mi sobrina de la Dirección de Recursos Hídricos, por reducción de presupuesto. ¿Te parece echar a alguien que trabaja?
Es Arquitecta, no es militante de nada. Ella estudió, se preparó para trabajar y fué a Bs As buscando un mejor futuro, porque en Formosa no conseguía.
Nosotros confiamos en vos Mauricio. Yo ni creía en los despidos de trabajadores pero hoy le tocó a una arquitecta. Te pido por favor que hagas algo. Mi sobrina Cecilia Ybars sólo quiere trabajar. Es una arquitecta con experiencia y espera tener un futuro mejor en su país.
Espero respuesta.”
El texto up supra, correponde a la carta de Mercedes Galeano de Formosa, dirigida al presidente de la nación en su muro de Facebook.
Nos tomamos el atrevimiento de resaltar un párrafo, para aclararle a Mercedes, que si su sobrina hubiera sido una ferviente militante de quien fuere, no le quitaría ningún mérito profesional. Muy por el contrario, tendría el “valor agregado” de una convicción por una idea de país, al que orgullosamente abonaría desde una posición política pública y contundente.
Los miserables han confundido a mucha gente, relacionando la militancia de determinada ideología con “ñoqui” y luego “ñoqui” con trabajador del estado. Ese mismo dolor y esa misma tristeza es la que hoy sienten decenas de miles de argentinos a los que la troupe de la alegría convirtió en parias laborales.
Entendemos su desencanto y por eso compartimos su reclamo. Porque es necesario que todos conozcan que no estamos hablando de “militantes” Y que absolutamente cualquier trabajador argentino puede ser la próxima víctima inocente de un modelo económico neoliberal asesino, que ha sembrado y sigue sembrando hambre y tristeza en cada país donde ha puesto sus inmundos pies.
Daniel Arce