ME DESPIDIERON la semana pasada de la Secretaría de Comercio Exterior.
Estudié la licenciatura en una época de mierda, en esa época en la que mientras se caía a pedazos el país, nos seguían haciendo leer los “Beneficios del libre mercado”, en esa época en que mientras quedaba la última gota de perfume importado la etiqueta “Industria Argentina” ya era figurita de colección. Trabajando en lo que podía ( promotora, repositora, call center etc etc) y de a puchos porque del clasificado de empleos ya me conocía de memoria los avisos que salían domingo tras domingo incorporando gente para cubrir los que se habían ido sin haber cobrado un centavo.
Asi me pagué el bondi y los apuntes. Así tuve la enorme posibilidad de formarme y de entender que un país sin industria e intervenido por el FMI es un país del hambre y la desigualdad. El día que tuve el diploma en la mano prometí, le prometí a mi patria, que trabajaría para construir otra historia, la historia que nos corresponde y que nos robaron.
Al que todavía se pregunta como Cecilia se hizo Kirchnerista de la primera hora les cuento: No voté a Néstor pero cuando asumió hizo todo lo que yo pensé durante esos largos años mientras estudiaba:¿ cómo no mandamos a la mierda al fondo?¿como no recuperamos nuestras empresas para garantizar nuestros recursos y ponerlos al servicio de nuestra economía? ¿como no fortalecemos nuestros lazos con los países limítrofes para desarrollar y enriquecer nuestra balanza comercial, ¿como no protegemos de las importaciones a nuestra industria nacional para preservar nuestro trabajo?
El sueño de Néstor, no era de Néstor, era el de casi todo el pueblo Argentino y él lo hizo realidad, como lo hacen los grandes, los que se animan y arremangan, los que no temen, los que aman a su patria, los que no claudican nunca.
LLegué a la Secretaría también con mi sueño, al área de promoción de Exportaciones, puse todo de mi, trabajé desde mis conocimientos y desde mi sueño, y las cosas fueron bien, y dieron sus frutos, buenos.
Hoy me despiden, pero saben algo? yo no me rindo, como no se rinde nadie que cree que es posible un país para todos, y que un tropezón no es caída.
Y tengo el orgullo más grande que pude haber tenido en mi vida, como argentina y profesional, el reconocimiento de la Presidenta más inteligente, más patriota y más valiente que pudo tener este suelo.
Acá seguimos, y vamos a seguir trabajando por este sueño al que todavía le faltan capítulos, los vamos a construir desde el lugar que nos toque. GRACIAS POR DEJARME COMPARTIR ESTE ORGULLO.
Cecilia Calderón
orgullo