A falta de méritos propios para mostrar, estos muchachos macristas agarran sombrero ajeno y saludan para la foto. Esta vez el que motiva esta crónica es el yerno de Oscar Aguad, nuestro ministro de Telecomunicaciones, el abogado Rodrigo Laredo, esposo de su hija Carolina, que pusieron al frente del ARSAT, cuyo mérito para el puesto es… ser el yerno de Aguad.
Los laburantes del ARSAT vieron con estupor la campaña lanzada en estos últimos días donde se jactan de poner en marcha el proyecto de Internet Satelital para 2.000 escuelas del norte argentino, el cual “permitirá que miles de niños y jóvenes de las postergadas provincias del norte argentino tengan internet en sus escuelas por primera vez”. Detalle: el proyecto ya estaba implementado. Y denuncian “montaje” para los avisos. Te suena? es tan… macrista que asquea.
Esta es la carta de los trabajadores del ARSAT
“En 2014 vimos despegar al ARSAT-1, en 2015 el ARSAT-2. El Congreso de la Nación sancionó una Ley (27.208 de Desarrollo de la Industria Satelital) para fabricar, como mínimo, ocho satélites más en los próximos 20 años. ¿También nos mal acostumbramos a lanzar satélites? ¿Fue populismo satelital?
Durante 2016 vimos como la Lay de Desarrollo de la Industria Satelital era completamente ignorada. ARSAT-3 suspendido con excusas ridículas y cambiantes. Supimos, gracias a Página12, que se le pagó un millón de dólares a la consultora Mc Kinsey para que aportara poco y nada, en palabras del propio yerno de Aguad, al Plan de Negocios de ARSAT. Vimos como con total impunidad, violando la regulación vigente, autorizaban siete satélites extranjeros que compiten directamente con los satélites actuales y futuros de ARSAT.
Pero lo que vimos estos últimos días nos deja perplejos. Cuesta creer tanta impunidad para mentir.
ARSAT contaba con una Unidad de Educación integrada por profesionales de las Ciencias de la Educación, que trabajaba vinculando el saber específico de nuestra empresa satelital con el sistema educativo. La Unidad buscaba promover las vocaciones científico-tecnológicas, aportar a la actualización docente en una industria donde el país se comenzaba a destacar a nivel mundial, entre otros objetivos. La labor de esta Unidad, por su relevancia, estaba incluso desarrollada en la Ley 27.208 de Desarrollo de la Industria Satelital.
A principios de 2016, esta Unidad fue dada de baja por ser considerada “obsoleta”. Palabra textual de la administración macrista. Dejando de lado que no comprenden bien el significado de la palabra, su intensión estaba más que clara. La Unidad fue disuelta y los trabajadores desplazados.
Por otro lado, desde el año 2011 se había iniciado un ambicioso programa para conectar todas las escuelas rurales del país con internet satelital en el marco del Programa Conectar Igualdad. Para septiembre de 2015 ya contábamos con 2.500 escuelas conectadas utilizando el satélite ARSAT-1.
Sin poder salir aún del asombro, ahora vemos como el yerno de Aguad, el abogado que pusieron a cargo de ARSAT, lanza un programa ya implementado y se lo adjudica como propio. Y, peor aún, se saca fotos junto a chicos, tratando de dar una imagen de preocupación por la educación. ¡Las escuelas ya estaban conectadas! ¡Desarmaron la Unidad de Educación!
Y mejor no mencionar ese satélite del pizarrón, claramente no ubicado en la órbita geoestacionaria y emitiendo una señal con comba….
La política de las fotos, de la recorrida mediática, la política superficial. Sin convicciones reales, sin interés en transformar la realidad. Solo ocupar los puestos políticos de la administración pública.”