El inimputable Yamil Santoro, una vez mas intentando defender lo indefendible, desde su pequeño mundito, limitado a sus experiencias personales (como con el tema del tarifazo, se acuerdan?) esta vez chocó contra una pared argumental que desnudó su profunda miseria humana, al defender una medida miserable y ruin que somete a penurias indecibles a nuestros viejos, que a diferencia de rufianes de poca monta como Yamil hicieron mucho por la patria y no se cagaron en los argentinos, como la runfla de delincuentes lavadores y evasores seriales, a la que intenta pertenecer.