LA TRISTE POSTAL DE UN CUENTO, CON EL FINAL CANTADO – POR DANIEL ARCE | Sin Censura

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Corridas, gases, balas de goma, gente golpeada y arrastrada de los pelos por las fuerzas de seguridad, transmitidos por la tv de un restorán como si se tratara de un Reality Show. Nadie parece inmutarse ante los garrotazos, los disparos y la violencia. “¿y que querés que haga la policía, si son unos violentos de mierda esos k?” relata un señor como si se tratara de un enfrentamiento de barrabravas. Otra señora exclama, “por fín alguien pone orden!”. Mas allá dos chicas jovencitas miran la tv con los ojos húmedos y no paran de mover la cabeza negándose a si mismas esa salvaje involución social.

Otro señor disfruta del “espectáculo” y no puede ocultar su sonrisa con los ojos clavados en la pantalla, mientras agradece el cortado a la moza que se muestra ajena al centro de atracción televisivo; contra la ventana, un señor mayor que alterna su mirada entre la pantalla y la calle, como queriendo compatibilizar las dos realidades que desfilan frenéticas ante si.

Varias cosas quedan plasmadas en una tarde más, dolorosa como tantas.

La primera, es que la violencia volvió a formar parte de nuestra vida.

La segunda, es que el “no te metás” y la pasividad  vacuna sigue vivita y coleando. Eso claro, hasta que despunte el próximo corralito.

Y hay más. Mucho más, pero mientras la clase media tenga la panza llena y pueda seguir especulando, la miopía inducida hará una vez mas el trabajo sucio, hasta que sea demasiado tarde.

Daniel Arce