No es novedad todo el desastre social que armó el presidente, cuando a las pocas horas de asumir, en un acto lindante con la desesperación quitó las retenciones al campo.
Casualmente la primera Nota que vio la luz en [Sin Censura] refiere al tema “El gobierno desfinancia ANSES” en la que describíamos los efectos perniciosos de dicha medida.
Por lo que “la pesada herencia” es un tema del que se discutir con base argumental y números que destrozarían la paupérrima argumentación globológica.
No obstante tomando como certeras todas y cada una de las acusaciones del Presidente y toda su cofradía, respecto a que la gestión Kirchnerista fué calamitosa, con sobrepoblación de empleados, con deuda interna galopante, inflación y demás acusaciones. Al asumir el cargo, su reacción primaria fué empezar a despedir gente y generar las condiciones para que los privados despidan “a piachere”.
La analogía es tomar la responsabilidad de “normalizar” un edificio pésimamente administrado, con notables deterioros en aberturas, escaleras etc. Y tomar como primera medida echar a todos los habitantes a la intemperie en pleno invierno y pedirles a todos los expulsados que firmen un cheque en blanco para comprar lo que haga falta y trabajar tranquilos para dejar el edificio “pipí cucú”. ¿resulta razonable? ¿no es mas lógico conseguir un cobijo para esta gente y después intervenir el edificio?
No hace falta explicar mucho mas que esta analogía, para comprender que este tipo de acciones exponen una falta de sentido común y ausencia de sensibilidad humana basicas. Porque el problema supera la instancia económica y política. Es un problema muy serio que no se arregla con frases hechas, con aplicaciones de celular o deuda desesperada. Es un problema que hay que encararlo desde la sensibilidad humana, tal como lo dijo el querido Pancho. “El centro del escenario debe ocuparlo el hombre, porque el dinero es el estiercol del diablo” y no es buena idea que una sociedad baile al son de tal sustancia despreciable.