Una renovada Pamela David, a quien parecen haberle sentado muy bien las vacaciones, comenzó a observar al gobierno de la alegría con alguna inquietud y desconfianza desde su regreso a la pantalla en 2017. Con apreciaciones y preguntas mucho mas incisivas y fundamentadas, pone en aprietos de manera constante a personajes de vuelo gallináceo como Novaresio, que tienen la desfachatez de seguir defendiendo a Macri a capa y espada, aunque vayan sumando algunas críticas menores, en un desesperado intento de disimular su indigencia intelectual y el bochorno de tener que poner la cara por alguien que no tiene ninguna baldosa de virtud, sobre la cual pararse para intentar hacer algunos jueguitos sin pasar un papelón.