Renuncio Díaz Gilligan.
Ya habían anticipado que no tendría la protección de la que gozaron los otros funcionarios de más alto rango por el mismo delito, como el caso de Gustavo Arribas, Aranguren, Triaca y el mismísimo Mauricio Macri.
Acorralado por las encuestas (que rigen las acciones de este régimen) el presidente decidió “soltar lastre” y entregar al funcionario para que sea indagado por la justicia en vez de la benigna oficina anticorrupción regenteada por Laurita Alonso.
Este caso, es un punto de inflexión, ya que la bala de grueso calibre entró en la línea de flotación del circulo íntimo del presidente Mauricio Macri, lo que deja claro que ya la opinión pública ha superado el la cota de contención de los medios hegemónicos y es desbordada por la cantidad apabullada por los casos de corrupción flagrante que entran a la opinión pública argentina a partir de investigaciones de medios extranjeros.