El de ayer fue un día complicado para la coalición gobernante. A pesar de respirar aliviados al lograr el levantamiento de la sesión especial convocada por el kirchnerismo y partidos de la izquierda, no era la idea que se armara semejante revuelo, tan ocupados como están con el parecer antes que el ser. Y justamente, dicen los que saben, quedar a merced del impresentable diputado de la campera inflada amarilla, encendieron todas las alarmas en las más altas esferas gubernamentales.
A esto se le sumó el ruidazo, que no esperaban que fuera tan convocante ni tan populoso, y el más concurrido y ruidoso de todos fue el que se produjo en las mismísimas puertas de la Quinta de Olivos, que estuvo blindada por las fuerzas de seguridad, pero que aún así logró colarse el bullicio hasta los oídos intranquilos del presidente. Ni siquiera el viaje de marketing que realizó a Tucumán, con el embarque de limones que por fin, luego de tantos dimes y diretes salió hacia los Estados Unidos, ni la foto con morochitos sentados al rayo del sol ante una mesa con una inverosímil almuerzo logró equilibrar la balanza ante los medios, que salieron a pegar a los legisladores en todo su conjunto.
Tampoco ayudaron las voces de los líderes de los principales partidos aliados, que salieron a pedir explicaciones y pedidos de atenuantes o alternativas a los tarifazos. Por tanto, hoy se armó una reunión de emergencia para intentar menguar las pérdidas ante semejante oleada negativa. Ya ni siquiera los operadores mediáticos de siempre lograron torcer el rumbo de la opinión pública. Todo eso sumado logró convencer al gobierno de la necesidad de realizar un “gesto” para minimizar las pérdidas en la imagen ante sus votantes.
La decisión tomada luego de la reunión de emergencia fue comunicada por Mario Negri (UCR), Nicolás Massot (PRO) y Juan Manuel Lopez (Coalición Cívica – ARI). De todas maneras, Casa Rosada ya había anunciado que no avalaría ninguna medida que pudiera comprometer la meta de reducir el déficit fiscal. Lo que dijeron fue que consensuaron un ‘aplanamiento’ de las tarifas para los períodos de mayor consumo y la posibilidad de pagar en cuotas, aunque tendrán que abonar intereses. No creo que semejante medida logre frentar el descontento popular.
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