Tomamos unos pocos ejemplos. Ya no son “choriplaneros, vagos, villeros, kukas” y demás epítetos despectivos con los que atacaban cuando alguien osaba criticar al líder de ojos azules.
Ahora, los que suben su crítica descarnada son de la franja de propietarios de pymes, comercios, gente que tiene gente a cargo, esos que antes los escuchábamos decir hasta el hartazgo: “a mi nadie me regala nada, yo laburo” y barrabasadas por el estilo.
Ahora les está tocando el bolsillo a ellos. Y esto recién empieza.
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