Resulta tentador intentar encontrarle al fenomenal triunfo de Jair Bolsonaro una explicación sociológica tradicional, pero creo que es menester en los tiempos que corren ampliar el campo de visión y ponderar la influencia de nuevos parámetros que históricamente no tuvieron influencia en la conducta de las masas.
La respuesta siempre estuvo al alcance de nuestra mano, sólo que evidentemente como sociedad no pudimos detectarla por la cercanía cotidiana, y por su avance permanente desde mediados del siglo 20, hasta la actualidad.
Estoy hablando de “1984” de Geoge Orwell, novela escrita en 1949, en la cual un dictador presentado como Big Brother es un personaje de la novela de primera importancia, del mismo nivel que el protagonista, Winston Smith. De carácter omnipresente que es, junto con Emmanuel Goldstein, el fundador del Partido que todo lo controla. Y su existencia es enigmática, pues nunca llega a aparecer en persona ni a decirse su nombre real, maneja todo el poder.
La constante en esta historia es la omnipresencia del líder dictador, quien basa su poder en el espionaje intensivo de la población y conoce todos sus gustos, necesidades y debilidades. ¿Te suena?
En un proceso bastante vertiginoso, nos hemos sumergido de manera inocente en el mundo de las redes sociales que controlan absolutamente toda la información de cada uno de nosotros, y luego a partir de ese corpus aíslan grupos en burbujas por medio de algoritmos, “empapelando las paredes” como en 1984 de nuestra existencia virtual, con el perfil de “el líder” que más se adapte a nuestros intereses.
Todo este mecanismo, está reforzado por “La media” tradicional, que bombardea con “lo más rescatable” del Líder y esto se puede comprobar de manera empírica, ya que si consultamos a los votantes de los líderes, observaremos que todos tienen argumentos diferentes para apoyarlo, INCLUSO ARGUMENTOS OPUESTOS.
Si a todo esto le sumamos un sistema de votos electrónico con más de 13 millones de líneas en el sistema de recuento, lo que lo transforma en in-auditable, desaparece toda posibilidad de asombro y nos enfrentamos a la dura realidad, que es nada menos que el Best Seller de George Orwell, no era una novela fantástica, sino una inspirada predicción de la evolución informática y mediática.
Dani Arce
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