El flamante presidente del PJ bonaerense llegó con la intención de armar un amplio frente opositor que incluya al massismo (su ex espacio político, al que perteneció allá por el 2013), el kirchnerismo y el PJ residual. “Cristina y Massa se deben una reunión”, dijo a un periodista y revolvió el avispero.
Pero, parece que va a quedar todo en buenas intenciones, nomás. Ya recibió rotundos NO. Los primeros en poner el grito en el cielo fueron los propios massistas, que hacen cola para regresar pródigos a un peronismo sin Cristina. El más… contundente (ponele) fue el presidente del bloque massista provincial, Rubén Eslaiman, “No creo que Sergio vaya a Ezeiza ni a Marcos Paz”, ironizó poco felizmente, apurándose a dinamitar el puente tendido por Menéndez.
Otra voz que se sumó al rechazo fue el de la esposa del sindicalista ultra PRO Luis Barrionuevo, Graciela Caamaño, que declaró: “muchos en el Frente Renovador creemos que las necesidades de los argentinos no pasan por las reuniones de los políticos. Conmigo no cuenten”.
Todo esto surge a raíz de una reunión que se conoció entre Sergio Massa y Gustavo Menendez en Pinamar este último fin de semana, que entre fotis para el face y gaseosas intentaron decidir liderar la oposición. El detalle es que Sergio Massa obtuvo en los últimos comicios un 11% de los votos, mientras que el PJ tradicional, con Randazzo como candidato, apenas arañó el 5%.
Creemos que los líderes los ponen las bases, los votantes, y ellos le dieron su apoyo a la presidenta mandato cumplido y senadora Cristina Fernandez de Kirchner que obtuvo un 38% cómodo sin presupuesto de campaña, sin apoyo mediático, con todo el aparato mediático en contra.
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