A pesar de los denodados intentos de desviar la atención de la opinión pública intentando minimizar el impacto que produjo la investigación de Juan Amorin para El Destape, que arrojó como resultado varias causas abiertas en la Justicia por los delitos de falsificación de instrumento público, falsedad ideológica en instrumento público, uso de documento público falsificado y lavado de dinero.
Esto pega de lleno en la línea de flotación en la que muchos auguraban como la sucesora de Mauricio Macri en la Casa Rosada, María Eugenia Vidal. Esto, sumado a la debacle económica a la que nos está arrastrando este gobierno, el capo máximo de Cambiemos Mauricio Macri habló la semana pasada con la gobernadora y le ordenó que corte la cabeza de quien sea necesario.
Así fue que entregó a la Contadora de la Provincia de Buenos Aires recientemente nombrada y tesorera del PRO María Fernanda Inza, justo antes de la conferencia de prensa del presidente. Pero, esta ofrenda no fue suficiente para calmar a las bestias. Principalmente porque el número de aportantes truchos aumenta día a día y también se siguen conociendo más detalles de la tremenda estafa: el dinero “aportado” se acerca a los 100 millones y se descubrió también que 4.511 personas realizaron 12.066 interacciones, es decir, más de tres aportes cada uno.
Esto abre otros frentes de batalla para la gobernadora, ya que la vieja rivalidad con el Jefe de Gabinete Marquitos Peña resurgió con mayor purulencia, ya que trascendió que el hombre está militando la idea de que la cabeza de la contadora no fue suficiente y que debería entregar también la de su hombre de confianza, el marido de la ministra de desarrollo social Carolina Stanley, Federico Salvai, quien se desempeñó como jefe de campaña.
Desde la Gobernación dicen que “es verdad que esta campaña la manejo Salvai pero la del 2015 estuvo a cargo de Peña”, por lo cual si cae una cabeza que caigan dos.
