En ese momento, ve el revuelo que se arma, con unas chicas que en principio intervienen, una señora con su niña de la mano, a quien llevaba al colegio. Sin amilanarse, exige al uniformado que se identifique, siempre muy respetuosa y firmemente, mirándolo de frente como debe ser, y se entabla un interesante intercambio.
De más está decir, que la señora le pasa el trapo y lo deja chiquitito, con una frase final que realmente es para poner en remeras y hacer murales. Lamento no conocer el nombre de la señora, pero si alguien la conoce, la abraza de nuestra parte y le dice Gracias por no desviar la mirada.
#MAMÁCORAJE
https://youtu.be/_9OHvjfdxzw
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