En el programa de domingo de Luis Novaresio Debo Decir, estaba sentada Amalia Granata junto a Gerardo Romano. Ella, con su pañuelo celeste y él con su pañuelo verde al cuello.
Realmente es admirable el sentido de oportunidad de la mujer. Hasta una de las peores adversidades que es que te echen de su trabajo, ella lo transforma en una oportunidad. Desde ese momento se encuentra realizando un raid mediático victimizándose por ser “censurada” por su ideología (todo según ella). Pero, obviamente, habla solo de ella, no de los despedidos de Telam, por ejemplo, que si es censura periodística, pero tampoco le pidamos peras al almo. No le podemos pedir que tenga empatía por otro que no sea ella misma.
Por lo general, está acostumbrada a realizar su speach y que nadie la cruce, con argumentos, con datos, sabiendo que lo que ella dice es una barrabasada. Pero, no contó con Gerardo Romano, que además de ser un excelente actor, tiene muchos años de militancia, tiene calle y es abogado. Sabe de lo que habla. Y la expuso en su ignorancia.
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