El Gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, fiel al estilo cambiemita facho, soberbio e intolerante, decidió enviar al Congreso Mendocino un proyecto de ley en el que se prohiben los insultos a funcionarios públicos “tanto en la vida pública como privada”.
Lo primero que tenemos para decir, es que ni Videla se atrevió a tanto, y que es lamentable tener funcionarios que por el simple hecho de haber sido votados para ejercer cargos públicos, creen haber ascendido a una casta especial de super-ciudadanos, que están por arriba del resto de los mortales y tienen el tupé de lanzarze a crear proyectos de ley en ese sentido.
Santiago Cúneo, con su habitual dialéctica alejada de la metáfora y la diplomacia, derramó sobre el Gobernador Mendocino un Rosario de puteadas imperdibles, en los que le recuerda los hábitos y órganos maternos y las protuberancias calcificadas en la testa del mandatario. En fin. Al pan pan, y al vino Bullrich.
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