Crisis: Toyota paraliza la producción en Argentina | Sin Censura – Periodismo independiente

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Toyota Zárate suspenderá completamente su producción el próximo lunes. Esta paralización se atribuye a la escasez de piezas necesarias para ensamblar las unidades, una problemática que afecta también a otras terminales automotrices y plantea incertidumbres sobre el futuro del sector en el presente año.

La falta de insumos no es un problema exclusivo de Toyota, ya que otras grandes compañías del sector también están experimentando dificultades similares. La decisión de suspender la producción en Toyota evoca recuerdos de la gestión anterior durante el macrismo, donde, según fuentes de la empresa, se registraron un total de 19 turnos de producción suspendidos en cuatro años debido a la crisis económica.

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Es importante señalar que, a diferencia de otras empresas cuya producción está más vinculada al mercado interno, Toyota, con un enfoque mayoritario en la exportación, no está directamente afectada por la disminución del consumo doméstico. Sin embargo, su decisión de paralizar la planta refleja la problemática generalizada que atraviesa la industria automotriz en Argentina.

Varias otras plantas automotrices, incluyendo General Motors, Volkswagen, Renault y Nissan, han optado por extender la inactividad que comenzó a fines de diciembre por las vacaciones. La razón detrás de esta decisión común radica en la escasez de abastecimiento de piezas e insumos importados, un problema que persiste a pesar de la flexibilización del régimen de importaciones y las liberaciones de dólares por parte del Banco Central.

La raíz del problema se encuentra en las dificultades con las divisas. A pesar de las medidas adoptadas, las automotrices se enfrentan a deudas acumuladas a lo largo de 2023 que superan los US$7000 millones, según datos de la Asociación de Fabricantes Automotores (ADEFA). La situación se agrava con la negativa de varias empresas extranjeras a proporcionar nuevos insumos hasta que estas deudas se salden.

La paralización de Toyota es apenas la punta de un iceberg, hacia el que la argentina se dirige a todo vapor, bajo la firmeza del capitán del barco, cuya orquesta de adulones animan la marcha a todo volumen, tanto en redes sociales, cómo en los medios o el mismísimo congreso de la nación.