Por Daniel Arce – El presidente argentino, quien se ha ocupado de demostrar con todas las herramientas a su alcance, que está más preocupado por el destino de Israel que el de los Argentinos, esta vez no sólo viaja a Israel a apoyar en su cruzada genocida al Primer Ministro Netanyahu, recientemente condenado por la corte internacional por cometer Genocidio contra el Pueblo Palestino.
Pero cómo si visitar Israel en un contexto de efervescencia global que cataliza en una guerra librada en diferentes focos de conflicto entre oriente y occidente, en el que Israel es actor principal principal fuera poco, Milei fiel a su estilo extremista, prepara un Decreto en el que declarará a Hamas cómo “organización Terrorista” sin que ningún observador coherente pueda explicar, cual sería el beneficio de dicha declaración para el pueblo Argentino.
Argentina ya carga con la pesada mochila de dos atentados ocurridos durante otro gobierno de tinte neoliberal, nunca resueltos por la corrupta justicia argentina, incluyendo a la Corte Suprema de nuestro país. Pero Milei en su extraño fanatismo converso inconfeso, vuelve a como la burra al trigo a meter a la argentina de lleno en un conflicto que no le pertenece por historia, coyuntura ni estrategia geopolítica.
Una vez más, nuestro país es arrastrado por pasiones mesiánicas al pantano de la violencia geopolítica. Una vez más la necesidad de reconocimiento personal, que debería resolverse en el diván de un psicólogo, o en el consultorio de un buen psiquiatra (lo que corresponda) es proyectada en decisiones absolutamente perniciosas para todo un pueblo, que mayoritariamente desea vivir en paz. Una vez más es fácil precedecir el futuro. Una vez más pagaremos el alto precio de haber elegido a un presidente, que está demasiado lejos de la altura necesaria para gobernar un país complejo y maravilloso como la Argentina.