El 3 de diciembre se conmemora el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, establecido en 1992 por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Este día tiene como objetivo principal la reducción de la estigmatización y discriminación hacia las personas con discapacidad en todos los ámbitos de la sociedad.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que alrededor de 1.300 millones de personas, es decir, 1 de cada 6 individuos en el mundo, presentan algún tipo de discapacidad. La OMS también señala que esta cifra está en aumento, principalmente debido al incremento de enfermedades no transmisibles y al alargamiento de la expectativa de vida de las personas.
Determinar con exactitud el número de personas con discapacidad es complejo, ya que, según la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, la discapacidad no es una característica inherente de las personas, sino una condición que resulta de la interacción con las barreras presentes en ciertos contextos sociales. Además, las discapacidades se clasifican en físicas, intelectuales, mentales y sensoriales; siendo las mentales unas de las más comunes.
Para lograr una convivencia armónica, donde se respete la diversidad, es fundamental considerar la discapacidad como una faceta más de las personas. La OMS señala que las necesidades de salud de las personas con discapacidad se ven afectadas por diversos factores como el sexo, la edad, la identidad de género, la orientación sexual, la religión, la raza, la etnia y la situación económica.
Es esencial considerar también la forma de inclusión de las personas con discapacidad. La doctora Clara Pinasco, jefa de equipo del departamento de neuropsicología de INECO, destaca que “La forma en que son incluidas, por ejemplo, en el ámbito educativo y laboral, tiene un impacto significativo en la calidad de vida de las personas con discapacidad, ya que suelen enfrentar mayores dificultades”.
Teniendo en cuenta todos estos aspectos, la aceptación, inclusión y colaboración con las personas con discapacidad son fundamentales para garantizar una sociedad justa y equitativa. Servicios como la accesibilidad física, cognitiva, así como la atención médica y de rehabilitación, son esenciales para cada individuo.