Por Daniel Arce – Un viejo sueño de la comunidad sionista llamado Andinia, reiteradamente negado pero actualmente en plena ejecución, tomó impulso por estas horas a través de una asamblea llevada adelante por todos los gobernadores patagónicos, en el que firmaron un documento mediante el cual crean una “nueva región” cuyos recursos ya no estarán al alcance de la administración del Estado Nacional, sino que serán plenamente administrados por una empresa regional creada ad-hoc.
Esta decisión deja a todo el territorio patagónico al borde de la secesión, ya que desacredita por completo el sentido de república federal que plantea la Constitución Nacional, ya que al no coparticipar sus recursos como el resto de las provincias deja afuera del sistema federal a la región patagónica.
¿Y porqué insistimos con la plena vigencia del plan de los sionistas genocidas llamado “Andinia”?
¿Acaso podríamos asumir que el uso del logo de la DAIA (antro sionista de la más rancia ultra derecha judía en Argentina) en el documento firmado por los gobernadores patagónicos es una inocente coincidencia?
¿Acaso podemos escindir la reunión de Nacho Torres con Mauricio Macri, quien junto a Jueces federales y demás runfla mafiosa, vienen planificando la balcanización de la Argentina desde hace años?
¿Es acaso creible que el primer viaje de Javier Milei al exterior y “a título personal” haya sido a Israel para reunirse con la misma caterva de sionistas genocidas que hoy están empujando a la desintegración territorial argentina?
La integridad territorial de la República Argentina se encuentra en riesgo inminente, debido a la Sucesión de tres presidentes nefastos que por acción y omisión, facilitaron la inserción de la basura sionista en la política argentina como algo natural. Por ello es menester que la sociedad abra los ojos y rompa el velo maldito que se ha extendido en la última década como un manto siniestro que ha oscurecido y envilecido por medio del manejo de los medios concentrados de comunicación, a una sociedad que en buena parte marcha ciega y pasiva hacia su propia destrucción.