¿Qué pasaría si Bill Gates hubiera tomado ácido? La sorprendente sugerencia de Steve Jobs

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El legado de Bill Gates y Steve Jobs: innovación, rivalidad y puntos de vista distintos

La historia de Bill Gates y Steve Jobs ha despertado la curiosidad de mucha gente durante décadas. A pesar de sus diferencias, ambos marcaron el mundo de la tecnología con sus innovaciones y estilos propios. Sus encuentros no solo mostraron una rivalidad en el ámbito profesional, sino también un gran reconocimiento por las habilidades que cada uno aportaba al sector.

Conversaciones y diferencias de pensamiento

A lo largo de los años, Gates y Jobs compartieron muchísimas charlas sobre temas tan variados como las nuevas tecnologías, la gestión de talento y sus ideas sobre economía (sí, hasta estos genios se metían en debates apasionados). Un punto que llamó mucho la atención fue cuando hablaron del uso de drogas alucinógenas. Steve Jobs le sugería en varias ocasiones que Bill Gates se hubiera animado a probar ácido para abrir su mente y mejorar, por así decirlo, su gusto en el diseño de productos (una de las formas en que Jobs intentaba retar la manera de ver las cosas).

Recordemos que Jobs fue un visionario en el diseño, revolucionando la estética de los productos en los años 1990 y 2000 con lanzamientos tan icónicos como el iMac, iPod, iPad y iPhone (¡imagina lo innovador que era!). En cambio, Microsoft, bajo el liderazgo de Gates, apostó por desarrollar software sólido para la computación en la nube y creó programas tan populares como Word y Excel. Hoy en día, Microsoft alcanza un valor impresionante de 3.1 billones de dólares (dato que deja claro el éxito de su estrategia).

Una relación algo complicada

La relación entre ambos solía describirse casi como una montaña rusa de sentimientos (amor-odio, por decirlo de manera sencilla). Gates admiraba sin dudar las inigualables capacidades de Jobs en el diseño y el marketing, mientras él prefería mantener una mente muy lógica. Aunque en su juventud Gates consumía marihuana, dejó esa práctica cuando empezó a trabajar en serio en Microsoft junto a Paul Allen. Como él mismo explicó: “Otra cosa sobre mi personalidad es que me gusta que mi mente funcione y sea muy lógica” (este comentario lo dice para justificar su alejamiento de las drogas).

A pesar de sus diferencias, nunca dejaron de reconocer las virtudes del otro. Gates llegó a comentar: “Obtuve el lote equivocado”, refiriéndose a cómo Jobs parecía tener un instinto natural para el marketing y el diseño, mientras él se concentraba en el mundo de la codificación.

Opiniones y anécdotas personales

Más allá del trabajo, los dos tenían opiniones muy claras sobre cómo sus experiencias personales influían en sus carreras. Steve Jobs le confesó a Walter Isaacson que creía que Gates habría sido “un tipo más abierto” si, en su juventud, hubiera probado el ácido o pasado un tiempo en un ashram. Por su parte, Gates recordaba sus días de marihuana diciendo: “No porque hiciera algo muy interesante, sino porque pensé que tal vez me vería genial” (una anécdota que revela su lado más relajado).

En lo personal, Bill Gates tiene 69 años, es padre de tres hijos, nació en Seattle y cuenta con un patrimonio neto estimado de 164 mil millones de dólares (datos que nos permiten dimensionar su impacto en el mundo).

El legado compartido de Bill Gates y Steve Jobs sigue inspirando a muchísima gente en el ámbito tecnológico. Sus maneras tan distintas de trabajar demuestran que, a pesar de seguir rumbos diferentes, se puede alcanzar un éxito impresionante (vale la pena ver cómo cada uno dejó su huella a su manera). La historia de estos gigantes nos recuerda que detrás de cada gran logro se esconden historias personales llenas de altibajos y decisiones que cambiaron el juego.

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