En menos de un mes desde que Donald Trump asumió la presidencia se han dado varias transformaciones que han llamado la atención tanto de la opinión pública como de los medios. Con más de 200 empleados despedidos y el fin de programas que habían sido puestos en marcha, las decisiones del presidente han generado apoyos y críticas. Estas movidas reflejan su forma de dirigir, lo que prometió en campaña y cómo quiere gestionar el gobierno.
Despidos y reestructuración
Desde que llegó a la Casa Blanca, Trump ha puesto en marcha medidas contundentes para reformar la administración. Uno de los despidos que más se ha notado fue el de Colleen Shogan, quien era la archivista principal del país. Además, el presidente tiene planes para el Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas, donde piensa despedir a los miembros actuales de la junta directiva y tomar él mismo el mando (algo bastante inusual).
También se ha presentado una oferta sin precedentes: incentivos económicos para que más de 2 millones de empleados federales renuncien. Aunque un juez en Estados Unidos suspendió temporalmente este plan —que ofrecía ocho meses de sueldo a quienes dejaran sus puestos antes del 6 de febrero— ya más de 40,000 empleados han aceptado la propuesta (lo que demuestra la magnitud de la estrategia).
Cambios en funcionarios gubernamentales
Las decisiones en la administración han afectado a algunas figuras importantes del gobierno. Ellen Weintraub, quien presidía la Comisión Federal de Elecciones (FEC) desde el lado demócrata, fue despedida junto con Gwynne Wilcox, quien se destacó por ser la primera mujer negra en integrar la Junta Nacional de Relaciones Laborales. Cabe resaltar que Wilcox ha presentado una demanda contra la administración.
Además, varios antiguos aliados de Trump han perdido sus cargos. Se incluyen en esta lista a:
- José Andrés del Consejo Presidencial sobre Deportes, Aptitud Física y Nutrición;
- Mark Milley del Consejo Asesor de Infraestructura Nacional;
- Brian Hook del Centro Wilson para Académicos;
- Keisha Lance Bottoms del Consejo de Exportaciones del Presidente.
En un giro irónico, Mark Milley, quien había sido designado por Trump como Jefe del Estado Mayor Conjunto, también fue despedido, perdiendo a la vez su detalle de seguridad y la autorización del Pentágono.
Promesas cumplidas sobre diversidad
Durante la campaña, Trump se comprometió a eliminar los programas relacionados con diversidad, equidad e inclusión (DEI). Fiel a lo prometido, se han despedido a los empleados que trabajaban en estos proyectos dentro de diversas agencias federales. La administración incluso envió correos electrónicos instando a los trabajadores a reportar cualquier intento oculto de impulsar iniciativas de diversidad (algo que muchos no se esperaban).
En el ámbito judicial, el Departamento de Justicia vio cómo un número considerable de fiscales, que estaban involucrados en investigaciones criminales contra Trump, fueron despedidos. A pesar de que ya había sido acusado en dos casos federales antes de asumir la presidencia, esos procedimientos se archivaron tras su victoria electoral. Además, ocho altos funcionarios del FBI relacionados con la investigación de los disturbios en el Capitolio el 6 de enero también fueron removidos (lo cual ha dejado a varios con la boca abierta).
Cambios en inspectores generales
La renovación no se detiene aquí; al menos una docena de inspectores generales han sido despedidos en agencias federales clave, como las de defensa, energía y estado. Esta estrategia deja en claro la determinación del presidente por instaurar un nuevo orden administrativo acorde a sus políticas.
La famosa frase “¡ESTÁS DESPEDIDO!” que solía usar Trump en televisión ahora se escucha de verdad en el ámbito del gobierno federal. Estas maniobras evidencian su voluntad de transformar a fondo las instituciones durante su mandato (un tema que sigue dando que hablar entre expertos y ciudadanos por igual).