En otro avance más de la piara neoliberal encabezada por Mauricio Macri, su apéndice designado en el feudo jujeño, envalentonado por el apoyo recibido desde el gobierno central, ahora decidió que las 2500 casas en pleno proceso de construcción, llevado adelante por cooperativistas de “La Tupác”, deben ser demolidas porque “las casas tienen vicios ocultos” “paredes rajadas, hierros no aptos para columnas”, “…se utilizaron hierros de 4mm, cuando las columnas deberían llevar hierros de 12mm…” En este punto, la simple observación de las fotografías de las casas que serán demolidas, desmienten el argumento del espesor de los hierros de las columnas. Ya que no hace falta ser arquitecto ni ingeniero para conocer la diferencia. Alcanza y sobra con haber “agarrado la pala” como ayudante de albañil para desmentir de plano las afirmaciones de Morales.
El punto es que, el odio racista parece no tener límites. Quieren destruirlo todo, quieren borrar toda sombra, toda señal de lo que fue una década, en la que se dejó testimonio público, contante y sonante de que hay otra forma de gobernar. Hay otra manera de administrar el estado, beneficiando a los postergados, a los invisibles, a los expulsados por los procesos neoliberales, que nuevamente en el gobierno, siguen enquistados como un cáncer en el hueso profundo de la patria y que al parecer no habrá mas remedio que extirparlo de cuajo y sin anestesia. El ánimo social da señales de marchar en esa dirección y todo indica que es cuestión de tiempo. Al parecer, poco tiempo. Mucho menos del que creen tener los miserables de turno.
Daniel Arce