Le prometí a Lisandro que le iba a pagar el libro y le llevaba el papel de pago a la señorita, cuando lo dejé en la escuela. Lisandro viene insistiendo con que lo necesitan. Se debe haber quedado esperándome, porque cuando fui al cajero me desayuno con que VISA me debitó casi todo lo que me quedaba. Parece que el Banco Provincia anda necesitando fondos y se avivó que a los docentes Vidal nos depositó un adelanto antes de la Marcha Federal.
Me deben 4 meses de mi sueldo de Nación. Ah si, porque en Nación también trabajamos docentes aunque Bullrich diga que no y use eso de excusa para no abrir las paritarias. Tengo 0,34 centavos más $37 en mi billetera. Soy docente. Madre de 3 hijos. Sostén de hogar. Trabajo en formación y capacitación docente. Amo lo que hago. Trabajo con compromiso todo el día. Contesto mensajes de face, whattsap, mails hasta cualquier hora y mis alumnos lo saben por eso me escriben.
Trabajo muchas más horas que por las que me pagan.
“A mi nadie me ragaló nada”, “yo me rompo el culo laburando” y los que me conocen lo saben. Pero en los 12 años que hace que trabajo como docente nunca viví semejante maltrato, semejante apriete económico, semejante basureo público.
Mi hijo hoy no tiene su libro.
Su maestra, que no hace paro, tal vez se empiece a enterar por qué otros docentes sí lo hacemos. Bronca, llanto, angustia todo eso mezclado… Pero ya hemos sufrido cosas como estas, vamos a andar esta ruta otra vez. Como cuando salía a vender milanesas de soja en mi bicicleta roja o a intercambiar productos en el club del trueque. No le tengo miedo a eso.
Le tengo miedo a olvido, le tengo miedo a la indiferencia, le tengo miedo a la falta de compromiso con el otro.
Y no, no me ofrezcan ayuda económica amigxs queridxs. No necesito plata. Lo que necesito es que apoyen la lucha docente.
Y que nunca, nunca más vuelvan a votar gobiernos neoliberales que hambrean al pueblo para comprar armas.
Carlu Cavalca