“Hay que darle tiempo” dice el señor en la cola del supermercado, mientras otro asiente con la cabeza y refuerza, “se robaron todo”. Y en sus lógicas no cuentan los cientos de miles de desempleados que tendrán que hacer malabares para comer un plato de arroz blanco. “Hay que darle tiempo” repiten convencidos, mientras se desmantela la industria y los científicos otrora orgullosos repatriados hoy vuelven a preparar sus valijas. Pero nada importa “Hay que darle tiempo” los viejos sin medicamentos, los pibes y los docentes sin presupuesto educativo son un daño colateral necesario, para sentar las bases de un país serio en donde las empresas se sientan cómodas y tengan sus negocios garantizados a cualquier precio.
“Hay que darle tiempo” No es fácil cambiar el rumbo de un país que en 12 años no dejó de crecer y donde la mitad de ese período se creció a tasas chinas. Hay que ser comprensivo, no se puede hacer todo a la vez, el tiempo no alcanza y mucho menos cuando descontamos el 30% que el presidente estuvo descansando. “Hay que darle tiempo” aunque la confianza de los inversores en el país se haya desintegrado y hoy estemos compitiendo palmo a palmo, con los países mas pobres y corruptos del planeta.
“Hay que darle tiempo” porque es muy complicado gobernar un país cuando la prensa internacional, se ensaña en poner al presidente en el podio de los tres mandatarios mas corruptos del planeta. Porque se necesita tiempo, para que dejar atrás las promesas de cambio, la lluvia de inversiones los brotes verdes, el segundo semestre, la alegría… Para todo eso “Hay que darle tiempo” No debemos caer en el pesimismo ni en la ansiedad, porque el timón del país está al mando del “mejor equipo de los últimos 50 años” y no tiene sentido detenerse en las 214 causas penales que tiene solamente el presidente en su prontuario. Con un poco de tiempo esas causas irán cayendo como frutos maduros regados con extorsiones y prebendas a los jueces.
“Hay que darle tiempo” no importa la impaciencia de los ignorantes que ya están tomando las calles. Porque solamente si le damos todo el tiempo que necesita, ya nada será nuestro. Ya no habrá nada que reclamar. Ya no será necesario darle tiempo. Porque tendremos todo el tiempo del mundo para arrepentirnos de lo estúpidos y cagones que fuimos, cuando el tiempo aún estaba de nuestro lado.
Daniel Arce