Otra puesta en escena totalmente innecesaria de la leona María Eugenia Vidal.
Simulando un “sorpresivo” llamado a una vecina de City Bell, según sus palabras, porque se quedó preocupada al verla en la tele por un asalto que sufrió, se dedica a hacer caritas delante de un teléfono. No cae en la cuenta, que mientras el llamado “nada arreglado” se realizaba, se le cambió la taza que tenía delante y hasta la iluminación y los gestos difieren.
Antes estas truchadas le funcionaban porque la gente tenía la panza llena, podía viajar, consumir, compraba, vendía. Habrá que cambiar los métodos, gente, porque solo atiza el fuego de la irritación generalizada.
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