El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodriguez Larreta, se encontraba tranquilamente sentado en el café Aquiles, junto a un grupo de colaboradores, cuando repentinamente irrumpió en el lugar un grupo de docentes munidos con pancartas reclamando por el cierre de las escuelas nocturnas que lleva adelante la ciudad de Buenos Aires.
Totalmente desencajado, sólo atinó a preguntarles si asistieron a las reuniones que a tal fin son organizadas por la gestión, y le respondieron que fueron, pero que no son escuchados. Una integrante del equipo del funcionario intentó calmarnos, aunque sin mucho resultado.
Terminan cantando a voz de cuello: “No se cierran, las escuelas no se cierran, no se cierran”.
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