En algún aspecto, aunque igual de brutos e ignorantes, quizá por causalidad o astucia, jueces miserables de la Argentina como lo son Lorenzetti y Bonadío, con ese perfil de vedette frustrada, que necesita bajar las escaleras, aún con las medias corridas y los tacos aguja vencidos por el peso de sus miserias, tuvieron la pericia o la suerte de no encarcelar a Cristina, aunque al viejo estilo de la Cosa Nostra, fue realizando sus “atentados” Judiciales, desde el círculo mas alejado de su blanco, hasta cerrarlo concéntricamente en su objetivo, a saber, la presidenta mandato cumplido Cristina Fernandez de Kirchner.
En cambio el juez Brasileño Sérgio Moro, quizá por su juventud y/o inexperiencia, o por ser el depositario de un poder que le quedó demasiado grande desde una perspectiva histórica, terminó encarcelando a Lula Da Silva, sin tener en cuenta que de esta forma, y como sabiamente mencionó el ex presidente de Brasil en su discurso, le otorgaron “UN MANDATO” que el se aprestaba a cumplir, con la misma responsabilidad con que llevó adelante su “Mandato” Presidencial.
Ese “Mandato” está mucho mas allá de su inocencia o culpabilidad, y vuela muy por encima de la caterva de periodistas y animadores mediocres, que intentan negar, por ignorancia o intereseses, que la historia misma los se los está llevando puestos, porque la narrativa de un líder de masas perseguido y arrancado de los brazos de su pueblo, por un grupo de poder que quiere mantener sus privilegios a cualquier precio, no es nueva. Hablemos de Mahatma Gandhi, de Nelson Mandela, de Martin Luther King.
Y ese es el meollo de la cuestión. Lula Da Silva se los dijo en la cara “Yo ya no soy una persona, soy una idea. Y si me encarcelan, caminaré con las piernas del pueblo, y si mi corazón deja de latir, seguirá latiendo en los corazones de millones… Porque aunque muchos no puedan verlo aún, HA LLEGADO LA PRIMAVERA”
Daniel Arce
