Es harto sabido que la imagen del gobierno no para de caer desde las últimas elecciones. Medición tras medición no logran embocar una que los haga repuntar.
Uno de sus ases en la manga siempre fue esta señora, Margarita Barrientos, una santiagueña cuyo mérito tener varios comedores comunitarios subvencionados por el gobierno (tal y como hay tantos a lo largo y a lo ancho del país) pero macrista acérrima de la primera hora y no se le “nota tanto”.
A días de inaugurar un restó de lo más cool, en un vagón de tren donado por la ciudad de Buenos Aires, reacondicionado por un paquete estudio de diseño, también pagado con dinero público, se sentó en el piso con Santiago del Moro a repetir como loro el relato oficialista, que la gente se acostumbró a vivir de planes, que no quiere trabajar, que se salen “juntos”, en equipo, que está mal cortar las calles… ¿te suena?
Con una ignorancia supina habló de los planes desde una falsedad absoluta diciendo que “habría que hacerlos estudiar”, cuando, por ejemplo el programa Ellas Hacen obligaba a las beneficiarias a la terminalidad educativa, habló de escuelas de oficios, siendo que el gobierno que ella apoya cerró montones de instituciones terciarias, habló de punteros que cobran los planes, siendo que el gobierno de Cristina Fernandez de Kirchner bancarizó a todos los beneficiarios, a fin de evitar esa modalidad tan enquistada en el pasado. Mentirosa (y es lo más suave que me sale)
#MargaritaBarrientos
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