Hoy, todavía no había amanecido, cerca de las 6 a.m., y ante la vigilante y felíz mirada de los denunciantes, el genocida Miguel Osvaldo Etchecolatz volvió a la cárcel, lugar de donde nunca debió salir.
La pesadilla duró 79 días. Cuando se conoció en horas de la tarde de ayer, se festejó con gritos de júbilo, bocinazos y aplausos. También hubo lágrimas. La Cámara Federal de Casación Penal revocó la resolución del Tribunal Oral Federal 6 que el 27 de diciembre le había otorgado el arresto domiciliario, a quien le pesan 3 prisiones domiciliarias, y la excusa para otorgarle la prisión domiciliaria fue su avanzada edad y el estado de salud. Pero la Cámara consideró que el tratamiento médico que necesita podía ser impartido sin ningún inconveniente desde la reclusión carcelaria.
Recordemos que el ex policía fue mano derecha del fallecido coronel Ramon Camps, quien fue ícono del terrorismo de Estado en aquella época tan nefasta para la Argentina. Fue condenado en seis oportunidades por torturas, secuestros, robo de bebés y asesinatos. También es el principal sospechoso por la desaparición en democracia de Julio López. Es la segunda ocasión en la que se le revoca la prisión domiciliaria. La primera oportunidad fue en el año 2006 cuando se le comprobó que tenía armas de fuego en su domicilio, por lo que volvió a la cárcel, como ahora. Y esperamos que sea la definitiva.
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