El Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) ha catalogado al PFOA y al PFOS, dos de los per- y polifluoroalquilos (PFAS) más comunes, como “cancerígeno para los humanos” y “posible cancerígeno”. Estas sustancias, prohibidas en Europa desde 2019 y 2009 respectivamente, son tóxicas y extremadamente persistentes en suelos, agua y organismos vivos.
Los PFAS, específicamente el PFOA (ácido perfluorooctanoico) y el PFOS (perfluorooctano sulfonato), son sustancias químicas industriales utilizadas en una amplia gama de aplicaciones y productos de consumo, como revestimientos de utensilios de cocina, textiles, tratamiento de cueros, materiales eléctricos, semiconductores, tintas, espumas ignífugas, entre otros.
Estos “contaminantes eternos”, difundidos durante décadas por diversas actividades industriales y productos de consumo, están presentes en la cadena alimentaria y en numerosos recursos hídricos, planteando un grave problema de salud pública y exponiendo a la totalidad de la población humana.
