Por un lado la conmemoración de los 40 años del golpe Cívico-Militar-Eclesiastico, que hundió a nuestro país en la mas absoluta miseria moral y económica.
A esto se le sumó el homenaje a los 30.000 compañeros desaparecidos y como si esto fuera poco, también atronó en las calles un enérgico repudio al representante imperialista y a su perro faldero, devenido en presidente argentino.