En el seno del Ministerio de Seguridad, liderado por Patricia Bullrich, se desata la perplejidad entre funcionarios y empleados debido a cambios repentinos en el servicio de cafetería, generando malestar en la institución.
La ministra, alineada con las políticas de ajuste propuestas por Javier Milei, implementa medidas de recorte que también afectan a la disponibilidad de café en el organismo. Un correo electrónico enviado a los empleados notifica que el servicio de cafetería estaría restringido solo para categorías de subsecretario en adelante, “con exclusividad”. Se pide evitar solicitudes que excedan este criterio, argumentando la necesidad de un uso eficiente de los recursos públicos.
Este anuncio se suma a otros inconvenientes experimentados por el personal, como la falta de diálogo, carencia de mobiliario y una revisión detallada del uso de teléfonos celulares oficiales. La medida genera críticas y cuestionamientos sobre la lógica de recortar en aspectos tan cotidianos.
No obstante, la confusión llega al máximo cuando, al día siguiente, se emite otro correo a las 8:08 a.m. revocando la decisión anterior. La abrupta rectificación sin explicaciones adicionales alimenta el desconcierto entre los empleados, dejando la incógnita de si este episodio es fruto de una peculiaridad del sistema de correo o si hay factores más complejos en juego.
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