La tensión entre Argentina y China alcanza nuevos niveles luego del incidente diplomático protagonizado por la canciller Diana Mondino en su reunión con la representante de Taiwán. China, indignada, evalúa represalias económicas severas, incluyendo la exigencia del pago del swap y la posibilidad de dejar de comprar soja y carnes a la Argentina.
Nuestras fuentes informan que China ya ha iniciado los procedimientos para cobrar el tramo del swap utilizado por el gobierno de Alberto Fernández, aproximadamente 5000 millones de dólares más intereses. La medida podría llevar meses, ofreciendo una ventana para rectificar la relación con China.
En represalia por la violación de su soberanía, China ha decidido aumentar las importaciones de soja y maíz desde Brasil, priorizando al país vecino en detrimento de Argentina. También se considera sustituir las carnes argentinas por productos australianos y ganado en pie de Uruguay.
El cierre del mercado chino para la carne argentina sería devastador, ya que el país destina la mayoría de sus exportaciones cárnicas a China. Este conflicto podría generar pérdidas significativas para la industria cárnica argentina.
La relevancia de China como socio comercial de Argentina es innegable, representando más del 90% de las exportaciones de soja y una parte significativa de las exportaciones de carne, mariscos, cebada, sorgo y carne de ave.
El impacto potencial de la ruptura de relaciones con China podría afectar a diversas provincias argentinas que dependen en gran medida de las exportaciones a China, lo que llevaría a la pérdida de millones de puestos de trabajo. La necesidad de mantener relaciones diplomáticas sólidas se presenta como una prioridad para evitar consecuencias económicas adversas.