La primera acción de este tipo, la llevó a cabo durante la ceremonia de su asunción, cuando le regaló al presidente ucraniano Zelensky dos helicópteros que habían sido donados por el gobierno ruso con el fin específico de ser utilizaos para asistir a las bases argentinas en la Antartida.
Pero no conforme con ello, y debido a que Ecuador atraviesa una conmoción interna, fruto de la invasión por parte de los carteles de narcotráfico, que vieron facilitado su ingreso y desarrollo exponencial, a partir de la dolarización de su economía, (que por otra parte, es uno de los objetivos más importantes del presidente Milei) la ministra de seguridad Patricia Bullrich, ofreció a Ecuador envío de fuerza de seguridad.
Estos actos de generosidad “pour la gallerie” vistos desde la buena voluntad, podrían tener un anclaje en la solidaridad, no obstante en el contexto de la profunda crisis socioeconómica interna, para la cual el gobierno tiene una única respuesta repetida como un mantra “no hay plata” resulta como mínimo ofensivo para una población desesperada por la ausencia de un gobierno cuyo credo es que el dios mercado y su mano invisible solucionarán todos los problemas que acorralan a los argentinos.
En este contexto, la gestión del presidente Milei enfrenta la difícil tarea de reconciliar sus acciones internacionales con las demandas internas y la creciente desconfianza de un pueblo que espera soluciones concretas a los descalabros económicos e institucionales que enfrenta.