Las Fuerzas Armadas de Turquía lanzaron ataques aéreos contra militantes kurdos en Irak y Siria el 16 de enero de 2024. Los ataques fueron dirigidos a prevenir posibles ataques terroristas contra la población turca y asegurar las fronteras.
Según informes, los ataques aéreos destruyeron 23 objetivos, que incluían cuevas, búnkeres, túneles y depósitos de municiones. Se afirmaba que estos objetivos eran utilizados por el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), una organización considerada terrorista por Turquía.
Durante la operación, varios milicianos kurdos fueron catalogados como “neutralizados”. El gobierno turco no ha revelado el número exacto de muertos o heridos.
Los ataques aéreos fueron condenados por el gobierno kurdo de Irak y por la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria (AANES). Ambos gobiernos acusaron a Turquía de violar su soberanía.
El PKK ha estado luchando por la independencia del Kurdistán desde 1984. El grupo ha llevado a cabo numerosos ataques terroristas contra Turquía, matando a miles de personas.
El gobierno turco ha intensificado sus ataques contra el PKK en los últimos años. En 2023, Turquía lanzó una operación militar en el norte de Siria para expulsar a las milicias kurdas de la zona.