El cuestionado protocolo de Patricia Bullrich, amen de tener un gen fascista y anticonstitucional, es de imposible cumplimiento en un país como la Argentina, que se caracteriza por poseer una intensa compleja trama social que habitualmente desemboca en movilizaciones masivas.
Con este marco de referencia un ridículo protocolo que impide ocupar las calles en movilizaciones y actos de protesta y/o reclamo, se torna impracticable. Pero la estupidez de dicho protocolo alcanza su cenit, cuando son las fuerzas de seguridad las que interrumpen el paso, para impedir que quienes protestan interrumpan el paso.
Esto fue lo que ocurrió durante el paro general, en el icónico Puente Pueredón, que fué lieralmente cortado por un piquete de policías con el fin de impedir que interrumpieran el paso las decenas de miles de personas que marchaban hacia la convocatoria en la Plaza de los dos Congresos.