En plena discusión sobre la aprobación de puntos controversiales de la “ley omnibus” el presidente Javier Milei viaja a Israel a reunirse con el mandatario de ultraderecha Benjamín Netanyahu, recientemente condenado por la Corte Internacional de justicia como genocida.
La devoción de Milei por la religión de los rabinos, y particularmente por los sectores más retrógrados violentos e inmorales de esa colectividad, son públicos y notorios. Por lo que la pregunta ¿A que viaja Milei a Israel? encierra mucho más que una respuesta protocolar de un mandatario y despierta preocupación por la fundada sospecha, de que su proyecto neo-colonialista, incluya a Israel como uno de los principales beneficiarios del plan sionista de balcanización de la Argentina.
Milei ha decidido reflotar las relaciones carnales, pero esta vez con menos pudor y con ese estilo “gore” que lo caracteriza, capitulando la soberanía de Malvinas a cambio de “negocios” con el Reino Unido, arrodillándose ante os EEUU y tomando partido activamente en contra de los principales socios comerciales de Argentina miembros del BRICS, e incluyendo en su proyecto de ley la posibilidad de compras ilimitadas de tierras argentinas a extranjeros, lo que le abriría las puertas al añorado y vigente “Plan Andinia”.
El viaje del presidente argentino a Isael en plena escalada bélica en Medio Oriente, pone a la argentina a merced de intereses que desde ningún punto de vista podrían beneficiar al país y muy por el contrario, podrían marcar un punto de inflexión de ribetes geopolíticos inimaginables para la Argentina y toda la región.