LUEGO DE SU GESTA PATRIÓTICA A DAVOS, MAURICIO CONTINÚA CON EL REPOSO DEL GUERRERO | Sin Censura

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No es la intención hacer “La Gran Nelson Castro” quien dicho sea de paso, es el único médico que ejerce su profesión por tv sin exponer su número de matrícula.
Pero no hace falta ser médico o curandero para darse cuenta de que el presidente argentino padece de una fragilidad notable.

Alguien escribió por ahí, que los tres ex prófugos, Lanattas & Cia anduvieron dos semanas, escapando, compraron frutas y verduras, robaron vehículos, se tirotearon, plotearon una camioneta, volcaron en una zanja, huyeron a campo traviesa por terrenos rústicos por 15 dias y no tenían ni un esguince, en cambio el presidente se fisuró una costilla jugando con su hija de 3 años.

Con respecto a la fractura de costilla, contaré una pequeña anécdota para ilustrar de que se trata. Hace algunos años quien esto escribe practicaba Tae Kwon Do (ITF) Cinturón negro primer Dan.
Los que vieron cualquier competencia o práctica de esa disciplina habrá notado que las patadas en las costillas son moneda corriente. Ergo, fisuras y quebraduras están a la orden del dia. Esto viene a cuento porque me ha tocado competir un torneo completo con 2 (dos) dos costillas fisuradas perdí sólo la final y acá estoy escribiendo.

Quiero decir con esto que prescribir “reposo absoluto” pero con la excepción de viajar a Davos y al regreso estar impedido de viajar a Quito para reponerse de la fatiga Sanmartiniana del viaje a Davos, es como mínimo poco serio. En lo personal pienso que me están tomando el pelo.

Es como que pedís licencia por enfermedad en el laburo pero en medio de la licencia, el médico te autoriza a jugar un picadito el domingo, pero te prescribe reposo para el lunes.

Hay algo en la salud del presidente que hace ruido y no es la costilla. Cualquiera puede tener un vahído, un furcio, una patinada. Pero lo que salta a la vista permanentemente, es que hay un problema, no me atrevo a decir si es neuronal, sicológico, patológico u otra cosa. Pero mirando cualquiera de las apariciones públicas, vemos que cuando lee, no está interpretando el texto, vemos que cuando improvisa confunde palabras “paso” con “pase”

notamos que nunca responde nada en concreto y siempre se remite a la misma generalidad superficial; quienes queremos leer alguna segunda linea, encontrar algún contenido, argumento, o linea conductora de su prosa, nos descubrimos sentados en una calabaza, tomando mate frente a un océano de un cm de profundidad.

Es por eso que me atrevo a afirmar, que algo no está funcionando como debería en la salud del presidente.

Daniel Arce