Ayer viernes, en la localidad sureña de El Bolsón se vivió una mañana agitada.
Vecinos protestaban frente a la Municipalidad local en contra de la instalación de un megaemprendimiento turístico que consiste en la instalación ilegal de una villa turística de superlujo en la ladera de una montaña que ha sido declarada como área natural protegida, declarada por la UNESCO como Reserva de la Biósfera de la Humanidad.
Los vecinos protestaban y fueron ferozmente reprimidos por la policía local con gases lacrimógenos y golpes a familias enteras que se habían convocado frente al Concejo Deliberante local. El mismo se había convocado, entre gallos y medianoche, para sesionar a puertas cerradas para poder aprobar un loteo ilegal de 800 hectáreas.
Dicho loteo, que gracias a amparos judiciales ignorados por los legisladores y funcionarios locales, son propiedad del magnate inglés Joe Lewis, amigo personal del presidente Mauricio Macri, que ya se ha apropiado del paradisíaco Lago Escondido, a pesar de los fallos de la justicia en contra, ubicado a pocos kilómetros de donde ahora quiere establecer la lujosa villa turística. Negocio redondo.
El complejo turístico estará emplazado muy cerca del exclusivo centro de sky cerro Perito Moreno, que también explota Lewis, y la nueva Mini – Davos, como le dicen, soñada por Macri y Lewis contará con cangas de golf, hoteles 5 estrellas, shoppings exclusivos con marcas internacionales, restaurantes y mansiones, todo edificados en lotes de media hectárea con valor de 250.000 dolares. El “detalle” es que todo esto dejará sin agua natural y contaminarán con efluvios cloacales el curso de agua existente en la zona de Mallín Ahogado, cerca del Bolsón, donde viven cerca de 2500 familias que viven principalmente de la agricultura orgánica.
La represión es otro eslabón más del clima que se vive en la zona, donde fuerzas de choque o parapoliciales atacaron sin piedad a centros comunitarios y de salud de la pequeña localidad, que es donde encuentran la mayor resistencia al negociado espúreo de estas tierras.
Es nuestro deber acompañar esta lucha, tan desigual, no podemos permitir que se produzcan estos atropellos.
Patty Mariño Issler
