Y un día bajaron las aguas y volvieron las pecheras. Afortunadamente no fueron esas nefastas pecheras que identificaron a los efectivos de las fuerzas que fueron a reprimir a los vecinos de la ciudad de Pergamino cuyo único delito fue pedir desesperadamente ayuda ante una situación desesperada: sus casas bajo agua, estaban con lo puesto solamente, perdieron todo, ropa, comida, documentación, no tenían ni agua potable y fueron duramente reprimidos mientras el presidente y la vice se encontraban de vacaciones (a qué me recuerda… ah si, al año pasado, misma fecha, misma situación, otra locación: Concordia, Entre Ríos).
De las pecheras de las que estoy hablando es de las pecheras azules de La Cámpora, que acudieron por docenas mientras el planeta se encontraba distraído con los festejos del Año Nuevo a la castigada ciudad de Pergamino para ponerle el cuerpo a la desgracia. No llegaron con las manos vacías, fueron con donaciones que pudieron conseguir de colchones, ropa, agua potable, pañales, alimentos no perecederos, y no solo eso, pusieron manos a la obra. Visitaron familias damnificadas, limpiaron terrenos, abrieron calles, sobre todo de los barrios 27 de noviembre y Vicente López.
Participaron de la movida militantes de La Agrupación de las localidades de San Andrés de Giles, San Nicolás, Carmen de Areco, Capitán Sarmiento, Chacabuco y Zárate, quienes primero realizaron una campaña para recaudar las donaciones que luego acercaron a los vecinos. También feron parte de la movida el equipo de salud de La Cámpora, que recorrió la zona llevando importantes recomendaciones acerca de las precauciones que deben tener y como proceder ante cada situación.
Habrá sido por eso de “garralapala”?
Patty Mariño Issler
